Empezamos el XXX Aniversario de la I Sagardo-Bira visitando Ipintza, que antaño era Rezola.
Asistentes: Sonia, Mikel, Josetxu, Edu y Nesss.
Previo
Llegamos en bus a Astigarraga los tres primeros (desde Hernani), y cae un trago
en el Ekaitz; luego en el Zipotza llegan otros dos desde Martutene. Mención
especial la diferencia musical entre ambos locales (King África vs. vocalista
punkarra cazalloso). De ahí subimos andando a Ipintza, antaño conocida como
Rezola, y que tomó el nombre del caserío (es la primera vez que estamos en esta
sidrería desde que se llama asi). Pasar junto al ayuntamiento y el frontón trajo
recuerdos del Txotx-Berri en el que varios estuvimos hace unos cuantos años, y
el baile que se pegó Edu con cierta persona de Ipintza (entonces
aún Rezola) en dicho frontón. También recordamos el almuerzo de tortillas varias que nos dieron
aquel mismo día en Rezola (Ipintza) y mostramos a los acompañantes el comienzo de la cuesta arf-arf por la que se
puede llegar andando hasta Larrarte, pasando por Artola.
Sidrería
Consta de dos espacios para comer, el tradicional (vacío) y otro más grande (que
es donde nos colocan junto al resto de asistentes, y que pensamos que fue
una ampliación del caserío), y un pasillo en ligera cuesta con 7 kupelas de
madera, numeradas, donde todas menos la 1 estaban abiertas para el respetable.
Al lado de la 1, desde donde se ve la parrilla y al parrillero, hay un chisme que
tira chorros de aire caliente (cosas de la civilización, antes era normal que
hiciera frío por mantener la sidra a su temperatura ideal).
Nos ponemos a beber desde la kupela 2 en adelante, y cuando vamos por la 5,
llegan de extra las txistorrillas de aperitivo, cada una de su tamaño y nivel de
churruscamiento. En ese momento, confirmamos a la camarera pelirroja sonriente
que queremos el clásico menú de sidrería. Luego continuamos la ronda desde donde
la dejamos. De comer, dos tortillas de bakalao con grandes y visibles trozos con
sus lascas (sin duda, los mayores que hemos visto en nuestra experiencia),
incluyendo la piel en algún caso (se abre un caluroso debate sobre si es ahí se
acumula el mercurio o no), un taco de bakalao frito bajo pimientos verdes
(Josune, aquí se forjó tu leyenda, pero la cantidad de pimiento verde ha bajado
manifiestamente desde entonces), toneladas de cebolla frita y perejil, y 2
txuletones ya cortados (servidos poco calientes pero tiernos y jugosos); justo
al ir a pedir el tercero sin cortar, nos endosan uno para otra mesa, cortado,
muy mal, muy mal, Edu está a punto de montarle el pollo al txuletero. En los
postres, tres tipos de quesos (más o menos curados, incluyendo uno azul como
novedad original, para alegría de Nesss), una muestra enana de membrillo y un
cestón de nueces que se partían bien a manotadas. Dos incluso tomaron cafés.
Total, 190,50€, unos 38,10 cada(por debajo de la media según estos tiempos que
corren).
Poca socialización entre los grupos que estábamos, cada uno iba a una kupela
distinta, es lo que pasa cuando no hay txotxeros que hagan llamadas grupales...
Estaba la peña joven de Futurama, incluyendo al Doctor Zoidberg y Amy Wong,
entre otros, también había un grupo de gabatxos altunos, la parejita sobona, y
otros más. Josita nos incita a comer rápido porque cerraban a las 22:00 (los
cojones...). El rápido ritmo inicial del servicio de comida fue adecuadamente
frenado para que no sacaran la carne hasta que les dijéramos. Nesss demuestra
cuánto le gusta el queso azul aprovechando que los Futurama se tomaban
intervalos largos para fumar de tanto en cuando. Bebimos. Algunos abrimos más
grifos que otros. En los postres, una nuez lanzada por Edu rompe el vaso de
Josetxu, quien va a por uno nuevo, y más que estrenarlo, lo estrelló contra el
grifo de la kupela, y vuelve a romperlo, así que necesita un tercero, jodio
Josetxu rompevasos. A las 00:07, el txotxero avisa que va a cerrar las kupelas,
por lo que tomamos la espuela, pagamos y nos las piramos.
Epílogo
Vamos al Rosita, donde pedimos 7 tragos para 5 personas, aunque bebemos de cinco
vasos (los otros 2, acabaron volcados en las copas de vino del año). No es ni la
música ni el ambiente de antaño, aquello parecía jubilandia, quizá haya llegado
el momento de apartarlo de los tragos postsidrería. Después vamos al Robin, que
prometía con la canción que había cuando entramos, pero luego no resultó buena
elección (mútiples ataques de Pistorius al pasar). Ahí también hubo dos
refrescos que acabaron en las copas de vino. Mismos comentarios que para el
Rosita, así que decidimos recogernos. Los buses a Hernani y Martunene se nos
escapan por guiarnos por el pdf del horario del bus nocturno que tenía Nesss,
descubrimos tarde que la app marcaba que pasaban 5 minutos antes. Los de
Martutene se van andando para no esperar una hora, y los de Hernani acaban yendo
al Bukoi para hacer tiempo porque el paseo sería casi igual que la espera.
Comprueban que era el bar de mejor marcha de la zona, incluso con gente por
debajo de lo 70 años. Otros 5 tragos para 3, qué vicio! Tras volver a la
marquesina, pillamos el bus articulado hasta Nesss's. Increíble, de la calle
Okendo en Donosti a Hernani en 15 minutos, así debería ser siempre. Una pequeña
recena de queso y chorizo supuestamente picante y nos vamos al sobre, que mañana
toca visitar otra sidrería.